La muerte de mi madre.
Cuando mi mamá de crianza murió (que la considero mi verdadera madre)
pasó mucho tiempo antes de que dejara de olerla dentro de mi casa y mi corazón,
los primero días la escuchaba al entrar. Antes de que muriera le dije una vez
que yo no la iba a llorar, que la iba a dejar ir, le dije: yo no te voy a hacer
lo que tú le hiciste a tu única hija que la lloraste cada día de tu vida, yo
no. El día que te mueras me haces el favor y te vas a donde te tengas que ir,
que yo voy a estar bien. Su muerte fué sorpresiva y dolió muchísimo, el día de
su entierro, me desgarré la garganta cantándole AMOR ETERNO mientras la
enterraban (en vida no me gustaba cantársela ya que se rompía en llanto por su
hija muerta) Con su muerte se fué una parte de mí, ahí se me rompió el sistema nervioso
central y he cargado con las consecuencias hasta la fecha. Y así pasaron los
años, y de pronto un día, se me olvidó la fecha en que murió... dejé de
acordarme... lo que significa que ya la dejé ir (por mi propio bien) Yo no te
voy a decir como vivir tu duelo, es tuyo, de nadie más; yo elegí honrarla cada
día de mi vida siendo feliz; ella jamás fué feliz, creo que solo su hija
biológica y yo, le dábamos felicidad verdadera.
Hoy, a varios años de su muerte, la siento más viva que nunca en mí, mi jardín tiene gardenias y árbolesde manguito de injerto, porque yo te amo má, donde quiera que estés, te amo.
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